viernes, 16 de mayo de 2008

Escenarios (Parte 1)

La casa

La casa de La Niña Lucy ha sido el epicentro de casi todo este relato. Pero sin duda, no sería lo que es, si no quedara en El Loro y si tanta gente no pasara por ahí de tantas maneras distintas. La casa siempre ha quedado en una esquina (porque como todos saben las casas también vuelan), ve transitar a los loranos pa’ arriba y pa’ abajo en todas las temporadas. Desde ahí se escuchan los sonidos de las motos, de los amigos, de los vecinos que van o vienen del parque o de la Iglesia. Los vivos y los muertos pasan por La Calle Larga como si se tratase de una danza, pues así como pasan para ir a las fiestas, pasan los entierros. También se escucha la bulla cuando hay peleas entre borrachos o una que otra pareja haciendo el amor o la guerra. Se ven pasar los ríos de agua color arequipe cuando llueve y las cabalgatas de enero cuando hay corralejas. Desde la casa de la Niña Lucy se ve el pueblo y su historia, se ve desde adentro: como las mismas arterias que conectan al cuerpo como carreteras… Desde la casa, los abuelos, los tíos, los hermanos y primos, pudimos enterarnos de aquello que pasa desde un “afuera” que está “adentro”: en la cocina te enteras de los últimos chismes de muchos fulanos, en el patio alguien te cuenta una historia de amor, en los cuartos alguien inventa el futuro. Desde todos y cada uno de sus ángulos, la casa es el pueblo y el pueblo es la casa. (Mientras todo lo demás simplemente sucede.)
Ahora siguen las historias de lo que ha pasado adentro de la casa… Matrimonios, nacimientos, eventos, encuentros de culturas y generaciones que coinciden en El Loro y justo en el medio de una casa que así como el pueblo, también es leyenda.

El Gran Salón
El salón es el centro de la casa y como todos los centros siempre ha sido importante. Allí se han tomando casi todas las fotos de “la familia entera”, se han celebrado los cumpleaños, se han guardado muchas cajas de cerveza que los tíos venden en la tienda (históricamente utilizada para vender cosas distintas). Desde el salón se veía el cielo antes, pero le pusieron techo para no tener que lidiar con el “agua lluvia” en volúmenes tan garrafales, pero aún así cuando llueve duro el agua cae al salón porque los canales no dan abasto. Entonces los primos se bañan siendo infantes aún. Con todas las de la ley: vestido de baño y actitud de playa o paseo de río… Allí nos bañaban también cuando nosotros no podíamos hacerlo por nuestra propia cuenta: adentro de la “ponchera” y con totuma abordo. En el salón se habla de negocios familiares y de sueños colectivos. En el salón la abuela desgrana mazorcas sentada en su inmensa mecedora y la gente pasa y pasa hasta que el salón se va a dormir.

Y para mí, lo más importante: en el salón las primas Oviedo realizamos el sueño que cualquier niña del planeta quiere cumplir: ¡fuimos reinas y princesas!
Reinas y princesas de El Loro (están leyendo bien). Con corona, cetro, vestimenta y edecanes de verdad… Vean pues un poco de El Salón y lo que allí ha acontecido:

Los primos Oviedo, cuando algunos (incluyéndome) no podían ni siquiera sentarse por sí solos.

Karen, mi hermana, jugando con la "ponchera" con la que mi mamá la bañaba en El Loro.

Más juegos después de un rico aguacero.
Foto de los grandes...
Foto de los chicos...
"El Reinado"
(Para que crean que era verdad.)
Las primas lo organizábamos anualmente. Haciamos la corona de papel dorado y el cetro forrando un palo con el mismo papel. "De ñapa" todo estaba decorado con lindas "esmeraldas", hechas con los pedazos de botellas de Clarita o Costeñita, unas de las cervezas que vendían mis tíos en la tienda.
En la foto (de izquierda a derecha): Mauricio, Andreina, la autora del blog (jaja), Melisa y Karen.

Y lo mejor: ¡Entrada libre! No sólo la familia podía disfrutar de este espectáculo. Todos los loranos podían presenciar y tener voz y voto en a lo largo del certamen. También, los que eran de nuestra edad (por lo general amigos de mis primos) podían ser nuestros edecanes. Un lindo trabajito, ¿cierto? jaja

jueves, 8 de mayo de 2008

Personajes (Parte 4)

Los niños de Oro

Al parecer, las pepitas de Oro se esparcieron por muchos más lugares aparte de las mollejas de las gallinas... Los invito a todos a descubrir lo que hace que El Loro nunca se canse de esperar. A continuación, la esperanza de un pueblo narrada por las pequeñas voces de gigantes soñadores.

Los niños de la Semana Santa Chiquita

Es un honor presentarles a los encargados de organizar la Semana Santa Chiquita. Se trata de un grupo de aproximadamente 30 niños que año a año han decidido seguir los pasos de los más grandes. El Loro es famoso por la forma en que celebran la Semana Santa (ver aquí) y por todo aquello que demuestra la fe de los fieles y el gran cariño de todos aquellos que quieren perpetuar esta importante tradición. Los niños aprendieron su importancia y quisieron replicarla muy a su manera. Con ellos queda más que demostrado que para este pueblo quedan grandes esperanzas disfrazadas de niños chiquitos. Los niños por su cuenta han construido el ritual y los símbolos y salen en medio del día o la noche por las calles de Ciénaga de Oro. Sin duda, logran parar el tráfico y sorprender a los grandes que desde sus mecedoras los observan atentamente. Muchas sonrisas se dibujan en los rostros mientras que los niños siguen creando maneras de seguir juntos. Aparte de la Semana Santa también se reúnen y realizan actividades para Navidad, celebran los cumpleaños de todos y cada uno y sueñan con que el grupo crezca y se consolide más con la única condición de que sólo sean niños los que organicen y hagan parte de él. Tuve el privilegio de vivir un poco de su Semana Santa y ahora sólo quiero que ustedes miren con sus propios ojos lo que ellos han organizado y lo que detrás de eso quieren contarle al mundo. Eso es lo que viene a continuación…


Son casi treinta y deambulan por las calles loranas llevando un lindo mensaje. Los conocí cuando bajaba del cerro con mi amiga chilena. No pasaron 5 minutos y ya teníamos una cita para el día siguiente, en que por primera vez alguien en sus cortas vidas les iba a hacer una "entrevista". Nos pideron que llegáramos a las 11 a.m. Ellos se habían citado desde las 8 a.m. para el gran día en que serían visibles para alguien más que los loranos.


¡Manos a la obra! Ya estaban todos listos para empezar la procesión que ellos mismos organizaron con el fin de imitar a los que tradicionalmente han hecho de la Semana Santa algo grande. Aquí pueden ver cómo es este evento a gran escala.


Una fotico de los personajes principales de la historia. El cura y los que cargan "los pasos" de la procesión. El de rayas, también es el encargado de las reflexiones al final de la misa o del tan curiosamente llamado: sermón.


"El Cuto". Ese es el nombre del personaje que nos estaba faltando. Su rol dentro de la Semana Santa consite en hacer sonar una trompeta en la mañanita del Viernes Santo para anunciar la muerte de Jesucristo. La foto es de nuestro comprometido "Cuto" en miniatura. Si quieren ver al grande sólo hagan clic aquí. Ahora sí... Presentados los personajes, vamos con la acción:


La misa de los niños de Oro... Testigo de que las únicas adultas presentes éramos mi amiga y yo...


La procesión... Cada una de las cosas que ven es la apropiación de los niños con respecto a aquello que han visto desde su nacimiento. También me contaron un poco acerca de sus motivaciones y de cómo se fueron haciendo compañía hasta convertirse en los amigos entrañables que hoy en día. Como diría Jesucristo: ¡El que tenga oídos que oiga!



Recuerdo de la primera vez que alguien le tomó fotos a la lindas personitas de la Semana Santa Chiquita.
Finalmente, ¡Las Divinas! Mientras estaba con los niños me enteraron de todos sus talentos. Además de organizar la Semana Santa, ellos organizan y celebran sus propios cumpleaños y además arman coreografías para entretener al grupo. Como fui en mi cumpleaños, lo celebramos a su manera. En zona VIP pude ver el "baile de las divinas" y jugar amigo secreto con los 30 niños, que ya tienen por costumbre celebrar así los cumpleaños. Para que todos queden con regalo, se puso la regla de siempre: $500 pesos en dulces y muchas sonrisas para compartir. Aquí les va el videito del baile de "Las Divinas" y una parte de nuestro amigo secreto. (Creo que nunca me había sentido tan regalada en la vida... Les dejo la evidencia de lo que el dinero jamás podrá comprar.)







Bueno.... ¡Y después de tanta historia se merecían ser niños de nuevo! Ya cuando todos estuvieron despojados de sus vestimentas y personajes hablé con la Tía Cleer para regalarles helados a todos. El sabor fue patilla y el resultado, lo que sigue a continuación:

Bastante extracotidiano para ellos, pero ¡mucho más que merecido! ¿Cierto?

Y como dice el dicho, "Hasta aquí nos trae el río" con la historia de una de las mejores experiencias que he tenido mientras simplemente iba andando por la calle. Un brindis por ellos y por el día milagroso, en el que la vida nos encontró en el camino...

Posdata: Cuando llegué al final de mi último viaje a Ciénaga de Oro, les pregunté a los niños que si pudieran pedir un deseo para que su grupo creciera y todo lo que soñaran se hiciera realidad qué querían. Me miraron directamente a los ojos (donde no existe escapatoria alguna) y entusiastas dijeron: “Sólo necesitamos camisetas blancas para todos.”

lunes, 5 de mayo de 2008

PERSONAJES (Parte 3)

El Chago y su gente

Desde que tengo memoria, el Chago y su familia han estado a cargo del cuidado de la finca. Allí han nacido y crecido sus hijos. Por el monte, en medio de animales y sonidos que sólo la naturaleza dona a la gente que vive para escucharla. Hace algunos pocos años que hay luz eléctrica y televisión. De ahí para atrás, la historia del Chago y su familia consistía en levantarse cuando era aún de noche para empezar los quehaceres de las 70 hectáreas que conforman la finca, esperar a que la Niña Lucy llegara para contarle las últimas noticias y “embarcar” los productos de la finca que se iban para el pueblo. De esta manera terminaba de hacer todo para disfrutar de una tarde de entretenimiento con la familia y los vecinos. Este puede ser el sueño o la pesadilla del hombre cosmopolita, pero sin importar preferencias el Chago y su gente sigue amando la tierra y la vida sencilla.

El Chago me compaña a recorrer la finca “a pata pelá” mientras que su esposa y su hija cocinan un buen arroz sobre la leña y un “tintico” para el calor. Fue en la finca que aprendí que el tinto caliente quita el calor en vez del helado y fue con Chago y su gente que aprendí que existen mil maneras de vivir y ser feliz sin fracasar en el intento.

Después de mi visita sólo les quedó de tarea aprender a decir "Jelou" y "Guelcom" porque están seguros que la próxima vez iré acompañada de gente que se le olvidó el español... De esa gente tan rara y con rubios cabellos que para ellos viven al "otro lado del mundo". En ese recóndito lugar que probablemente jamás conocerán.

¡Ohhhhhhhhhhhhh Luz Marina!

Así se oía “el vozarrón” de la abuela retumbando por toda la casa (desde que me acuerdo). Luz Marina fue "la Elsa" de los primos Oviedo. Fue la que jugó con nosotros en sus ratos libres, porque al contrario de nosotros, ella tenía más cosas serias que de mentiras. Trabajaba para mi abuela y siendo de nuestra edad nos cuidaba. Sonreía, siempre sonreía y con una que otra carcajada se asombraba de lo que nosotros hacíamos, jugábamos y vivíamos. Con Luz Marina fuimos a la finca, a la playa, al parque para comprar fresco de níspero y deditos de queso para todos. Con ella, conocimos la voz de mando de la tierna abuela… que consentía a todos sus nietos pero mandaba a Luz Marina. ¡Y sí que mandaba! De hecho, ese sigue siendo el hobby predilecto de mi abuela…Y como pasa con todas las mamás y abuelas, uno simplemente las quiere así. Luz Marina no fue la excepción. Al igual que Elsa estuvo en la casa hasta que encontró marido. Se casó, tuvo dos hijos (curiosamente monos) y siempre que sabe que sus otros niños (nosotros) están por El Loro, corre a saludarnos junto a toda su descendencia. Su voz ñata y juguetona sigue intacta a pesar de los años: los mismos ritmos, los mismos decibeles. Lo único que cambia es que nosotros sus niños ya no somos tan niños y que ella ahora sí es mamá de verdad. Dedico a “Ohhhhhhhhhhhh Luz Marina” este espacio. Por ser quien es en el presente y por haber sido la única “nana” de mi misma edad. ¡Un brindis porque no hay foto de los primos en que no aparezca nuestra querida Luz Marina! Y otro... porque ella siempre estuvo ahí cuando empezamos a jugar “al papá y a la mamá”. (Aún cuando ni yo ni el resto de mis primos podíamos comprender lo que eso significaba.)

Elsa en el cerro...

Elsa es la historia viviente de aquellos que saben sonreír. Lleva consigo la historia de haber sido la “nana” de mi madre y mis tíos hasta que vivió en la casa de mi abuela. Llegó a la casa como casi todas las muchachas que trabajan en las casas como empleadas domésticas en la región. Llegó niña y con sueños de ser grande junto a nosotros. Hoy en día la visito en el cerro, donde vive con su familia desde que se casó con "El Compae Rafael Emiro". Todos la visitamos para que nos siga contando las historias que no pudimos ver. Me cuenta de mi mamá cuando era pequeña y de cómo era mi abuela y la gente del “tiempo viejo”. Desde el cerro se ve todo Ciénaga y en la tarde el viento “pega bien sabroso”. Elsa dice que no tiene nada que envidiarle a “los ricos”, mientras se come uno de esos “bolis de kola” que hacen sus hijas. Vive en la cima, donde puede escuchar los sonidos del pueblo: las campanas de la iglesia, la bulla de la fiesta, la procesión, las motos; el sonido de toda esa gente reunida que suda por el calor que Elsa no tiene… Detrás de esa pantalla gigante recuerda todos los días que ella es realmente feliz.

A continuación unas fotos y videos de Elsa, su gente y por supuesto: el cerro...

Así se ve El Loro desde la casa de Elsa...

"El Compae Rafael Emiro"

Las casas del cerro... Aquí se tejen los sueños de la gente feliz.
Parecería absurdo decirlo. Seguramente, alguien diría "claro, usted lo dice porque no vive ahí". Pero justamente cuando uno está con la "gente que vive ahí" comprende por qué es feliz.

Nota el pie: Un estudio de publicidad árrojó un día que "no todos los pobres querían salir de pobres", así que era mejor dejar de pretender que todos los productos y campañas tenían que ser "aspiracionales". Al final de la historia fue en el Loro que comprendí que lo anterior es verdad.



Cuando estuve en El Loro por última vez fui con una amiga chilena que se fijó en las llantas de bicicleta que están encima de los techos de El Cerro. Elsa respondió: "para que no se les vuele el techo cuando el viento pega fuerte". Yo sólo pude sonreír después de conocer el práctico mecanismo para que nunca se vuelen los techos de palma. Y junto a ellos los sueños de la gente que los habita un poquito más abajo...



En este video pueden ver a los vecinos de Elsa (amigos de la casa desde mi infancia) bailando la tradicional Champeta, oriunda de La Heróica, Cartagena de Indias. Como diría La Voz del Pueblo, "¡mire pa' que aprenda!". Recuerdo que esa noche la chilena no pudo quitarse la cara de asombro. No sólo por el baile (y las caderas que no todos pueden mover) sino por la sencillez y generosidad de la gente que supuestamente no tiene nada que dar.




Para cerrar esta parte, están todos cordialmente invitados al cerro y a la casa de Elsa. La gente en El Loro recibe más que bien a todos los "forasteros". Ya verán que el detrás de cámaras es mucho (pero mucho) mejor que el control remoto...

domingo, 4 de mayo de 2008

PERSONAJES (Parte 2)

El abuelo Tano
No crean que me había olvidado de él. Los últimos serán los primeros y sin duda el abuelo no hace parte de mi “San Alejo”. Pero cualquiera que tenga el reto de escribir sobre Sebastián Oviedo enfrenta siempre preguntas como por dónde empezar y cómo contar la historia de tal manera en que sea posible capturar la mayoría a fin de que otros puedan también vivirla a través de las palabras. Bueno, así fue como quise empezar con unas cuantas imágenes relacionadas con lo que primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en él. Bienvenidos al viaje que nos conducirá a todos a los rincones de la vida de Don Tano y sus típicas escenas.

Puedo remontarme al marco de la puerta de la casa que da a la calle y ver perfectamente al hombre solitario sentado en su taburete predilecto. Puedo ver cómo calla siempre mientras mira a la gente pasar con su típico adiós. Puedo ver al hombre sensible que a pesar del silencio nunca estuvo ausente. Y luego en la cocina o en el comedor, me lo encuentro “picando” un poco de sus platillos favoritos. Y lo que los primos nunca olvidaremos: el abuelo contando la plata de La Niña Lucy. Porque hay que dejar claro, que ella hacía los negocios y él llevaba las cuentas. En lo personal, también recuerdo que la primera vez que vi una guitarra fue en la casa de mis abuelos y por supuesto mi abuelo Tano la tocaba evocando la tradición y sus ritmos predilectos (de hecho, como ya les conté fue a través de serenatas que reconquistaba a mi abuela cada vez que peleaban).

Mi abuelo Tano bailando con La Niña Lucy en los "años upa".

Foto del Almacén Praga, uno de los más distinguidos del pueblo en aquella época (años 60). ¡Y trabajo vacacional para todos los hijos! jaja
Foto de "la familia entera" en los años 70
Y si vamos a la generación anterior, abundan mucho más los recuerdos. Mi mamá aún conserva las cartas que mi abuelo le enviaba a Medellín. Le decía “florecita de la casa” y de esa manera tanto ella como sus hermanos iban comprendiendo que él era “la madre” de la familia y mi abuela la encargada de los negocios y la disciplina. Todos recuerdan los singulares dichos y términos del abuelo: “este paseo no tiene fundamento”, “tan buen gato que era…” (Cuando mi tío Gabrie perdió el gato del carro), etc.

Qué decir de los cuentos de “La tía Zorra y el tío Conejo” que Tano le contaba a sus hijos en la plaza de Laguneta (donde vivieron mis abuelos y su cuatro hijos antes de El Loro) cuando todavía no había luz eléctrica y sólo la noche estrellada acompañaba sus conmovedoras narraciones…

El padre, el marido, el abuelo, el vecino y amigo al que jamás se le acababa la paciencia… El hombre intachable y honesto, tan precavido y detallista que se alistaba con dos horas de anticipación para cumplir una cita. Aquel que sólo al ritmo de un porro de su banda favorita (La 19 de marzo) contaba chistes que hacían reír a carcajadas a “los muchachos” (así llamaba a su grupo de amigos) y sonreír a los que ahora lo recuerdan con cariño. Me refiero a ese mismo que sólo hablaba y bailaba por montones cuando tenía unos cuantos traguitos encima.

Jamás una mala palabra (ni siquiera un ¡Carajo!), jamás sin camisa aunque hiciera un calor tan absurdo que hasta las gallinas quisieran quitarse las plumas para refrescarse. Aquel que encarna la expresión “despacio pero seguro”, el mismo que decía “aminora, aminora…” para que el conductor del jeep bajara la velocidad. Aquel que es todos y el mismo a la vez: Tano Oviedo. Todo un personaje que aun sigue haciendo presencia en cada una de las reuniones familiares… O reuniones de “la familia entera” (como él solía decirlo lleno de felicidad). Después de su muerte (9 de octubre de 1997), queda sin duda este legado que pasará de generación en generación.

La memoria nos cuenta lo que la vida no alcanza. Dejo aquí un poco de todo para que ustedes mismos puedan conocer a mi orgullo con nombre de ABUELO.

La Matrona

Y ahí está “La Niña Lucy”… En su silla de siempre, justo a la entrada de la puerta de su casa esperando a que alguien pase para saludar. La matrona, ya vieja, permitiendo que su historia la delate. ¿Quién pensaría que hay más que una anciana señora en la puerta? ¿Quién pensaría que hay más?Es 1974, tiempo en que nadie elije a nadie para gobernar, tiempo en que se asigna a una persona para la alcaldía municipal y se le retira del cargo cuando se considere necesario, cuando se le antoje al gobernador departamental. Lucía, famosa finquera sube y baja de su Jeep amarillo, no se le ve sin un proyecto en la mente. Primera alcaldesa de un pueblo que pocos conocen, un pueblo invisible donde el país se tropieza con lo anacrónico de sus ritmos internos, sus venas de arena. Despierta desde las cinco, la nueva alcaldesa comienza a ejercer. El sol no se ha despertado aún, pero ella sí. Cruza la trocha hacia su finca para hacer el negocio del día y mantener a su esposo y sus 4 hijos. Luego piensa que el mundo le pertenece y hace planes con él… ¿Cuándo llegará el día en que pueda mandar a sus hijos a la capital?Quiere lo mejor, lo sabe y lo exige sin lugar a reproches. Manda a diestra y siniestra, delega funciones en su mundo perfecto, pues le quedan 5 meses para ocupar el trono. La alcaldesa, la esposa, la mujer, la anciana que todo lo recuerda como si fuera ayer y que hoy desgrana mazorcas mientras los mismos rostros se marchan y quizás en la esquina susurran: ¿y quién escuchará ahora a “La Niña Lucy”?

La descendencia

Los Hermanos Oviedo
Son 4 y viven en lugares diferentes del mundo. Bogotá, Venezuela, Estados Unidos y, por supuesto, El Loro. Los cuatro hermanos fueron el fruto del amor de Don Tano (mi abuelo) y la Niña Lucy (mi abuela), quienes a los 18 y 22 años de edad contrajeron matrimonio según la ley de la Santísima Iglesia Católica. Mi abuela me cuenta que eso de ennoviarse, casarse y tener hijos no era cosa sencilla en aquel tiempo (y tampoco ahora, pero de una manera distinta). Para que el abuelo Tano (Sebastián Oviedo) pudiera ser su pretendiente tuvo que esperar meses para contar con la aprobación de la familia y otro tanto para ingresar por fin a la casa de su amada. Todo lo demás se trato de algunas serenatas y de cartas que iban y venían (y que ella conservó hasta que los “cachiporros” (liberales) les quemaron su primera casa en Laguneta (un pueblito cerca de El Loro)). Mi abuela sonríe cuando escucha los boleros que mi abuelo le cantaba en la ventana, hasta que alguien de su familia llegaba furioso a echarlo. Dice que siempre que sueña (desde su muerte), sueña con él y sueña que ambos son jóvenes y con sus hijos creciendo. Los hermanos son 4, pero en realidad deberían ser 6. Mi abuela perdió 2 hijos más debido a los riesgos de los partos de antes. En plena casa dio a luz a sus hijos gracias a la labor de la partera. De ahí que tenga tres tíos y una madre. Ella es la menor y la única hija. Privilegiada y muy exigente posición al tratarse de una típica familia costeña. Pero en fin… Todos y todas, orgullosamente, Loranos.



Los primos Oviedo
Pues bien, la historia de los cuatro hermanos se multiplicó hasta llegar a 10: 5 y 5 de cada sexo. Los primos Oviedo son la generación a la que pertenezco y aquella que gozó de las ventajas de ser de aquí y de allá. Nuestra infancia y todos nuestros álbumes tienen un común ese pueblito del que se trata este blog. De esta manera compartimos en un mismo escenario, ese mismo epicentro para definir y soñar nuestras vidas. En mi caso, el Loro apareció a los quince días de nacida, pues al ser la primera hija mi mamá acudió a la compañía de mi abuela para poder apropiar todos “los tips” de cómo ser mamá de alguien. Se trataba de la primera hija de la única hija de Tano y Lucy, pero antes y después de mí otros nacieron y al igual que mi madre mis tíos decidieron construir la tradición de reunirnos en El Loro. Así fue cómo todos heredamos este pueblo: su gente, sus esquinas, sus ritmos, sus lugares y todo cuanto permitió que al final también fuéramos un poco de allá. Los gringos aprendieron a decir “¡ñercale!”, las venezolas “¡juera juego!”, los rolos, “¡Ueue! y los Loranos, como no había de otra, fueron los maestros. Así fue como a lo largo de los años nos juntábamos en la hamaca de la abuela para construir un futuro a punta de sueños. Un futuro un poco distinto al de nuestros padres, pero con el mismo epicentro en común.

PERSONAJES (Parte 1)

Había una vez un Loro...

Ahí está Pepe. El personaje con el que arranca esta historia...


Un loro que se ha convertido en la mascota de la familia y que de vez en cuando suelta una que otra palabra para entretener a los que van pasando. Un día mi tía Cleer y su gente lo amaestraron para sacarle sonrisas a las visitas. Así fue como Pepe creció y creció diciendo típicas frases como “Lorito real… ¡Visto de verde y soy liberal!” (y una que otra grosería, por supuesto). Hoy en día, Pepe ya viejo es la evidencia de un tiempo en que todo tiene gran significado. Ya casi no dice palabra pero nos recuerda que los años pasan y que mientras pasan él ha convivido con gatos, perros, gallinas y muchas pero muchas personas que deambulan en la casa de la “Niña Lucy”. Descubro entonces que Pepe podría contarnos mucho más que las paredes…

El canario

El Canario es un quién y un qué. Es un animalito con 4 ruedas que no se compara ni con la mejor ave ni con el último modelo BMW.

Se trata del Jeep de mi abuela en el que han transcurrido los años de la familia, los paseos de olla, las idas y regresos a la finca y a todas partes que sean destino familiar. La niña Lucy lo compró “cuando la plata valía” (1973) en $500.000 pesos y se convirtió desde entonces en el vehículo de los hijos y los nietos. El Canario, hizo posible que mi mamá y mis tíos pudieran ir a estudiar a Medellín porque traía al pueblo los frutos de la finca de mis abuelos, que efectivamente vendían cuando salía el sol. También hizo posible que todos cantáramos por horas de regreso a la casa después del paseo a la finca o a Coveñas. Hizo posible, en resumen que pudiéramos soñar sobre ruedas y construir el futuro que de muchas maneras hoy me hace posible. Sólo por eso y nada más que eso, se le rinde tributo al Gran y Sabio Canario…

sábado, 3 de mayo de 2008

LOGÍSTICA...

A continuación se presenta alguna información básica para poder llegar, andar y moverse en Ciénaga de Oro. (Incluye varias "ñapas" con temas relacionados-ja!)

1. ¿Dónde está?
El Loro está a una media hora de la capital de “Cógdoba”, departamento ubicado en la Costa Atlántica (o Caribe) colombiana. Como pueden ver en el mapa a continuación es fácil de ubicar. Así que en esta sección les dejo todos los datos necesarios para que se puedan mover como “peces en el agua” hasta llegar hasta las mismísimas puertas de la casa de mi abuela, La Niña Lucy. No se arrepentirán, porque a ella le gustan mucho las visitas y la gente que dice “adiooooooooooooooooo Niña Lucy”, tanto para saludar como para despedirse. Después del mapa un video de “mi abue” cantándome el “Japi Verdi Tuyu”. Ya verán que es imposible no quererla.)


View Larger Map

Ahora sí, lo prometido...



2. ¿Cómo llegar?

Desde Bogotá, hay que ir de Terminal a Terminal o de Aeropuerto a Aeropuerto. Pero antes de explicar qué hay que hacer una vez se esté en Montería, es necesario rendirle un homenaje a la carretera. El motivo: Al final de la historia todo se trata del camino más que del destino. Ir a “El Loro” significa para mí recorrer aproximadamente 22 horas de camino y ver cómo el verde de las montañas y la danza que te duerme al descender hacia la Costa Caribe también cautivan. Recorrer por tierra el país hasta la costa es pasar de los cultivos de flores a las hojas de plátano, de la gente con ruana a la gente con “sombrero vueltiao”, del ajiaco al sancocho, de alguien que habla cantado a alguien que habla “golpiao”. Y se siente, mucho más que en el cambio de presión y temperatura, que ha pasado algo distinto y que sin duda tú ya no eres el mismo. No sólo porque se fritan los huevos más rápido en la Costa, no sólo porque en bus se montan los costeños a vender “arepa e huevo” y puedes ver por la ventana la gente moviéndose y celebrando la vida, sino porque siempre algo de ti se queda en el camino. O como diría yo: “He dejado el alma en la carretera”. A continuación unas foticos de fotos que he tomado mientras voy pa`El Loro. (En esas ya llevo 26 años…)



Ahora sí. Luego del anterior homenaje, vamos con lo que hay que hacer para llegar al lugar de los hechos. Para llegar al Loro lo hay que hacer es muy sencillo. 1. Elija el medio de transporte de su preferencia. Si es en bus o en avión, el hecho es llegar a la ciudad de Montería (capital de Córdoba). 2. Una vez en Montería hay que salir fuera del Terminal o Aeropuerto y buscar un Taxi que te lleve a Ciénaga de Oro (calcula entre unos $15000 y $20.000 pesos). Por lo general todos te dejan en la plaza principal, donde por el momento todos los turistas podrán apreciar el parque, la Iglesia y la alcaldía quemada (esto último es la noticia más reciente acerca del pueblo que casi nunca aparece en ningún lado). Una vez allí, todo lo demás está por hacerse (sólo hay que mirar la sección de las cosas que hay “pa`hacer” y obviamente todos pueden visitar la casa de La Niña Lucy. Todos en el pueblo saben dónde queda, pero por si las moscas, queda en la Calle Larga y principal que inicia en la entrada del pueblo (donde está la bomba de gasolina de Marielita y Brasilia). Luego hay que pasar por el Hospital y una calle que directico te deja en el parque central. La “Calle Larga” atraviesa por completo lo que los loranos llaman “vuelta arriba” y "vuelta abajo". También podrán encontrar a la "Calle Mocha". Ya con esas dos calles ubicadas no hay pierde en Ciénaga de Oro.

Pues bien, en la “Calle Principal” (o Calle Larga), en una esquina ubicada a dos cuadras del Parque Central, está la casa de “La niña Lucy”. Esta casa será prácticamente el epicentro de esta historia. Una vez lleguen ahí mis primos “Mau y Gabo” les pueden dar un pueblo-tour por El Loro. Además, de “ñapa” podrán encontrar que en la casa funcionan varios negocios de la familia, entre ellos, una fábrica de agua y los helados de la Tía Cleer… (que conste que no me pagaron por escribirlo… jaja). Espera+información en la sección de ¿Qué hay pa´hacer? (se publicará más adelante)

Dato curioso: La diferencia es que los que viven en la “vuelta arriba” tienen más comodidades que los que viven en la “vuelta abajo”. Por comodidades, se entiende que no se les va el agua (tan seguido) y que tienen casas más amplias y bonitas (es decir, con paredes pintadas y pisos) y una que otra decoración según el dinero de la familia.

¿Cómo moverse?


Estando en la región en la que se encuentra Ciénaga de Oro, las posibilidades de movilización sobran. Hay múltiples opciones para todos los gustos. Aunque uno encuentra en otros lugares cosas como el Bicitaxi (foto de arriba), lo mejor es aprender maneras típicas en las que se mueven los loranos… Sigan y siéntese a ver algunas imágenes con las posibilidades que hay para andar y recorrer la zona orense (otra forma de decir lorana- pero más oficial).

El ya tradicional Mototaxi se ha tomado toda la costa. Esta no es una excepción en Ciénaga de Oro y los municipios aledaños. Aunque ha habido todo tipo de accidentes por la gente que anda a toda carrera y sin casco, muchos no cambian el pequeño precio de recorrer un poco de tierra caliente con el fresco del viento peinándote la cabeza o jugando entre tus dedos. Este sistema de transporte, es uno de los principales para los loranos, quienes se desplazan por el pueblo, van al llano (al monte) y a otros lugares en moto. Cada carrera cuesta unos $500 pesos y aumentará en la medida en que la distancia también lo haga. Pero en resumen, creo que vale mucho más que la pena montarse atrás de uno de esos hombres que invitan a dejarse llevar por el viento por unos minutos. Siendo así las cosas, diría que montar en Mototaxi también sirve para quitarse la sed… La única advertencia es que si lo van a hacer lo hagan con cuidado, empezando por montarse por el lado que es (¡ya me quemé dos veces por montarme por el lado del motor!).


El burro, por último no por ser el menos importante, es el medio de transporte principal de la gente del campo (aquella que vive cruzando la carretera que te da la bienvenida a El Loro). La gente del “El Llano” usa el burro para todo (y ya es bien sabido que se trata de más que un medio de transporte…). El Burrotaxi, surgió para mí como una de las campañas que la policía de El Loro se ingenió para enseñarle a los mototaxistas que tienen que usar el casco sí o sí. Literalmente, sacaron un burro a pasear por el pueblo con letreros de taxi y al que encontraban por ahí andando en moto sin casco lo subían al burro y lo paseaban por la plaza para que todos lo vieran. Ya imaginarán “la recocha” costeña y la gente que sin saber que se trataba de una campaña pensaba en la presencia del curioso personaje y su posible futuro en el pueblo. ¿Posible? Muy posible. Porque en Ciénaga de Oro absolutamente todo puede pasar. Los dejó con el video acerca de la campaña del Burrotaxi y con una información adicional acerca de un pueblo (muy cerca de El Loro) que le rinde homenaje a este noble animal: Festival del Burro en San Antero, Córboda.



Bueno... Al final no fue posible ubicar al burro (aunque se hizo el intento), pero sí a los que se inventaron la campaña en plena Semana Santa (como pudieron notar por la música de fondo). Seguiré buscando al burro que un día se convirtió en taxi... y por qué no, miraremos si con él puedo hacer algún negocio! jaja

EL ORIGEN

Lo curioso: efectivamente su nombre nos cuenta el origen. El pequeño pueblito nació de las aguas y de la riqueza. Cuentan las abuelas (que ya perdieron la cuenta) que el pueblito surgió cuando la ciénaga se secó y que en el fondo de dicha ciénaga había un sinfín de tesoros escondidos. Cuentan también que allí terminó la guerra de los Mil Días y que aparte de eso nada volvió a suceder porque después de tanto alcalde corrupto las mismas calles conducirían a los mismos lugares y los mismos personajes se llamarían de la misma manera en la casa, en la iglesia y en las esquinas donde las viejas chismosas encuentran su oficio. Y así fue, razón tenían aquellas mujeres ancianas que se dedican a trasportar las historias, los ires y venires de una tradición llamada por los más ilustrados cultura. El oro fue a parar en las mollejas de las gallinas, porque eso sí lo dijo mi abuela: cuando cocinaban encontraban pepitas de oro dentro de las “explumadas” criaturas, la clara evidencia de que en esa tierra había algo más que tierra… Bendecida por los dioses, robada por los torcidos, pero orgullo, innegable orgullo de sus escasos habitantes.

Lo de La Guerra de los Mil días no se ha podido confirmar aún, tampoco la versión acerca de los alemanes que fueron a parar a ese recóndito lugar huyendo de su propia guerra, la que se nos presentó en las aulas como “La Segunda Guerra Mundial”. Lo cierto es que en tiempos de guerra o de paz, incluso hoy, cuando todo parece seguir en su lugar, es decir, en el lugar del conflicto, Golden Cienaga evoca lo exótico para los transeúntes que de cuando en vez lo visitan, pero se conserva sin mancha para los que allí habitan. Casi nada ha cambiado, la última noticia es que llegó Internet a esa tierra y que de año en año le cambian los nombres a las mismas discotecas. Las tatarabuelas refutarían lo anterior. Para ellas este es “el fin de los tiempos” o el comienzo de “Apocalipsis” porque al menos antes la gente era ingenua. Ahora parece que en medio de la fiesta se teje la guerra. Abundan los paras, los homosexuales, las niñas jugando a ser mamás con bebés de verdad… Sí, quizás han cambiado las cosas, pero no el saludo ni la despedida que en este caso es lo mismo. Porque cuando alguien pasa por enfrente de una puerta abierta, no sólo está una mecedora y alguien que la ocupa, sino una persona que recuerda que en algún tiempo todos eran conocidos y amigos. La complicidad se hace explícita, entonces sale del alma un “adiooooooooooooooo”, un largo adiós que se prolonga hasta que el caminante llega a la esquina. Un adiós que se rehúsa con todas sus fuerzas a llevar a cabo su cometido: despedirse, para luego sumirse en el temible silencio que sólo conduce al sepulcro de un lugar y de un tiempo en que aquella tierra solía vivir de la abundancia amarilla y del fluir de sus voces.




WELCOME TO GOLDEN CIÉNAGA!


Hacia al norte, donde el sol saluda al país y lo sonroja después de acariciar pieles, tierras y hojas de plátano y de “vijao”, allí en “Códoba”, extensa llanura de inmensos terrenos, allí está ubicado el pueblo-leyenda, donde el adiós no quiere despedirse. Ciénaga de Oro, no sólo es famoso por el casabe y el porro de la banda 19 de marzo, ni por las famosas corralejas de enero, las tradicionales Semanas Santas o el parque central en el que la gente ha ido dejando la calle honda de tanto pasar… Noches de cortejo, de misa, de pasarela y encanto visten al pueblo de esperanza y nuevos motivos para volver a sonreír. Mas bien diría que su verdadera fama radica en el mérito que este pueblo tiene al haberse sumado al gigantesco cajón del olvido; el recipiente en el que todo cabe y todo se reclama cuando de un simple discurso se trata, con el único objetivo de acceder al poder.

Pero sea como sea, a lo largo de esta historia se irá descubriendo por qué los loranos siempre sonríen. En medio del olvido de muchos hay algunos quiénes recuerdan y aprenden de aquellos que en medio de tanta adversidad sólo le pueden apostar a ser felices…

ME PRESENTO


Soy una de las millones de personas que nacieron y viven actualmente en Bogotá por pura casualidad. Mis padres son costeños y hace más de treinta años migraron a “la capital” en busca de oportunidades. Me imagino la época en que Bogotá era como irse a Estados Unidos o Europa con una maleta llena de sueños. Sin duda, millones de personas tomaron la misma decisión y por eso hoy estamos llenos de rolo-costeños, rolo-pastusos, rolo-opitas, rolo-paisas, etc. Los “híbridos” que andamos por la séptima contando lo bueno de ser un poco de aquí y de allá. Creo que esa es la mejor forma de presentarme: como un buen sancocho lleno de ingredientes de aquí y de allá.

La mezcla es justamente lo que me motiva a escribir sobre El Loro. Y vale la pena agregarle a la receta el hecho de que no sólo yo estuve allí para contarlo. Mis primos gringos y chamos también compartieron con los rolos y costeños las ventajas de crecer en el pueblito que un día mi abuela eligió para vivir y reunir a la familia todos los años.

Más allá de las típicas vacaciones de mi infancia y mis actuales visitas a este pueblo, contaré la historia de aquellos que hoy se sienten orgullosos de ser el resultado de una mezcla llena de ¡sazón costeño!

LA INTRO


Esta es la historia de un loro, una familia y un lugar que se convierte en muchos. El epicentro es Ciénaga de Oro, Córdoba (el Loro para la gran mayoría), pero en torno a ese lugar se tejen historias de personajes, sueños, esperanzas, encuentros y mezclas que luego viajan para contarle a otros que esto existe aún en nuestros tiempos y es posible más que en nuestra imaginación.

A lo largo de este blog les iré narrando el cuento de un lugar que sólo se entiende cuando se visita y recorre al derecho y al revés. De aquél lugar donde una parte de mi familia siguió aferrada más por amor que por cualquier otra cosa. Golden Ciénaga: la tierra donde nada y todo pasa. El lugar en el que yo y otros crecieron de alguna manera…
Posdata: Loro Viejo... ¡Sí aprende a hablar!
Escuchen y gocen todo lo que El Loro tiene que contar...