La casa de La Niña Lucy ha sido el epicentro de casi todo este relato. Pero sin duda, no sería lo que es, si no quedara en El Loro y si tanta gente no pasara por ahí de tantas maneras distintas. La casa siempre ha quedado en una esquina (porque como todos saben las casas también vuelan), ve transitar a los loranos pa’ arriba y pa’ abajo en todas las temporadas. Desde ahí se escuchan los sonidos de las motos, de los amigos, de los vecinos que van o vienen del parque o de la Iglesia. Los vivos y los muertos pasan por La Calle Larga como si se tratase de una danza, pues así como pasan para ir a las fiestas, pasan los entierros. También se escucha la bulla cuando hay peleas entre borrachos o una que otra pareja haciendo el amor o la guerra. Se ven pasar los ríos de agua color arequipe cuando llueve y las cabalgatas de enero cuando hay corralejas. Desde la casa de la Niña Lucy se ve el pueblo y su historia, se ve desde adentro: como las mismas arterias que conectan al cuerpo como carreteras… Desde la casa, los abuelos, los tíos, los hermanos y primos, pudimos enterarnos de aquello que pasa desde un “afuera” que está “adentro”: en la cocina te enteras de los últimos chismes de muchos fulanos, en el patio alguien te cuenta una historia de amor, en los cuartos alguien inventa el futuro. Desde todos y cada uno de sus ángulos, la casa es el pueblo y el pueblo es la casa. (Mientras todo lo demás simplemente sucede.)
Ahora siguen las historias de lo que ha pasado adentro de la casa… Matrimonios, nacimientos, eventos, encuentros de culturas y generaciones que coinciden en El Loro y justo en el medio de una casa que así como el pueblo, también es leyenda.
El Gran Salón
El salón es el centro de la casa y como todos los centros siempre ha sido importante. Allí se han tomando casi todas las fotos de “la familia entera”, se han celebrado los cumpleaños, se han guardado muchas cajas de cerveza que los tíos venden en la tienda (históricamente utilizada para vender cosas distintas). Desde el salón se veía el cielo antes, pero le pusieron techo para no tener que lidiar con el “agua lluvia” en volúmenes tan garrafales, pero aún así cuando llueve duro el agua cae al salón porque los canales no dan abasto. Entonces los primos se bañan siendo infantes aún. Con todas las de la ley: vestido de baño y actitud de playa o paseo de río… Allí nos bañaban también cuando nosotros no podíamos hacerlo por nuestra propia cuenta: adentro de la “ponchera” y con totuma abordo. En el salón se habla de negocios familiares y de sueños colectivos. En el salón la abuela desgrana mazorcas sentada en su inmensa mecedora y la gente pasa y pasa hasta que el salón se va a dormir.Y para mí, lo más importante: en el salón las primas Oviedo realizamos el sueño que cualquier niña del planeta quiere cumplir: ¡fuimos reinas y princesas!
Reinas y princesas de El Loro (están leyendo bien). Con corona, cetro, vestimenta y edecanes de verdad… Vean pues un poco de El Salón y lo que allí ha acontecido:
Los primos Oviedo, cuando algunos (incluyéndome) no podían ni siquiera sentarse por sí solos.
Karen, mi hermana, jugando con la "ponchera" con la que mi mamá la bañaba en El Loro.
Más juegos después de un rico aguacero.
Foto de los grandes...
Foto de los chicos...
"El Reinado"
"El Reinado"
(Para que crean que era verdad.)
Las primas lo organizábamos anualmente. Haciamos la corona de papel dorado y el cetro forrando un palo con el mismo papel. "De ñapa" todo estaba decorado con lindas "esmeraldas", hechas con los pedazos de botellas de Clarita o Costeñita, unas de las cervezas que vendían mis tíos en la tienda.
En la foto (de izquierda a derecha): Mauricio, Andreina, la autora del blog (jaja), Melisa y Karen.
5 comentarios:
Cuántas historias y anécdotas surgen en mi memoria al leer estos "Escenarios" de la casa y del Loro. Es como una avalancha de escenas una tras otra que traen al presente sucesos vividos en estas paredes de la casa y en las singulares calles de mi querido pueblo. Nuevamente Mary, un millón de gracias por contribuir con este bellísimo Blog a apreciar y recordar más nuestras raíces.
Ay Chi, estoy tan orgulloso de esta pieza que has creado con mucho esfuerzo y como solo tu sabes, con creatividad y pasion. Muchas felicidades Chi, te adoro.
Cheers!
Cada vez que leo alguna bitácora de viaje o veo fotos de lugares que visitan amigo o parientes, siento que viajo con ellos. Creo que los lugares ue conocemos marcan parte de nuestras vidas, y este blog no es la excepción.
Día a día, historia a historia, voy conocienco algo nuevo de este mágico lugar, llegando incluso a sentirme parte de la historia y logarndo percibir olores, sabores y costumbres como si los hubiera vivido.
Una historia con corazón genera más de una onda alrededor que traspasa los limites entre el pasado, el presente y el pasado. Como lectora me trasporte a tu pasado y tu narración no crea limites,solo ondas, se hace dificil ver los limites entre tu historia, la mia, y la de otros pueblos cuya identidad da certeza de las pisadas del hombre en la luna.
El loro es realmente la paloma mensajera de Colombia,ciertamente es el que comunica, es un periodista con todos sus rigores.
Imprudencia, Vision atenta, Oido presto y una suerte de ausencia que lo comunica con el todo. Asi debe ser un medio informativo como el loro,imprudente, pero siempre con la verdad y el arrojo a decir todo lo que escuchan, claro que pasando por la razon.
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